Pétalos...

Una de mis tantas lecturas ha sido el libro de poemas Pétalos. De la poetisa Lilia Chaves. Respetable dama de la sociedad de El Limón, Maracay, Estado Aragua.

Esta admirable señora ha dedicado su vida a la docencia.

Fué fundadora de la Academia La Libertad, ubicada en pleno centro de la ciudad.

Ha dedicado su existencia a la pintura y la literatura.

Y se destaca en diferentes periódicos de la ciudad.

Hoy quiero compartir con ustedes uno de los tantos poemas que desde su visión ha plasmado, a traves de su expresión una triste realidad, con la firme intención de no olvidar tan fatidica fecha. Cuando con su furia el río Limón, se llevo los sueños de muchos de sus habitantes.

Río Limón

Como un mostruo gigante corrías, rugías,

arrancando los árboles sin pensar en los nidos,

destruyendo los techos sin pensar en los niños,

raptándote las madres dejando allí a sus hijos.

Esos niños, como un cuento de hadas,

mañana contarán a sus hijos,

al volver de la escuela,

como el Río Limón los dejó sin abuela.

Asesinastes las flores y la yerba,

que a tu paso te tendían una alfombra,

a los robles y sauces que amorosos,

te acariciaban y te daban sombra.

Los perros que quedaron sin hogar y sin amo;

deambulan cabizbajos, solitarios y tristes,

nadie se ocupa de ellos, no saben reclamar,

pero lloran, porque saben amar.

En tu veloz carrera ibas dejando

tu equipaje en la orilla,

maderas partidas, aves agonizando,

cadáveres con mortaja de arcilla,

tejados y ventanas de viviendas sencillas.

El viento reza un responso, lanzando un gemido,

lava el rostro a los muertos,

que espantados se asoman,

para ver sí te has ido.

En ese cementerio improvisado,

los muertos descansarán en paz,

brotarán las rosas con sangre de las madres,

crecerán los lirios, tomando de los niños,

el color de su faz.

Maracay está triste, los tejados lloran,

las luciérnagas se niegan a brillar,

las tardes están mudas, la brisa ya no danza,

los pájaros ya no saben cantar.

En caravana llegan las almas

a la ciudad sin puertas,

los ángeles les cantan todos a un compás,

el Señor las corona con estrellas,

y en la tierra digamos:

¡Que descansen en paz!