viernes, 5 de noviembre de 2010

Fotos viejas, pero bien viejas!







Hotel El Callao



Les cuento una anecdóta que hace mención del

hotel El Callao (Calle Miranda este),

construido después de 1945 a juzgar

por una foto de octubre de ese año

que muestra, en su lugar,

una estación de gasolina con el

mismo nombre.

Al lado de esta estación, la fachada de

un edificio de dos niveles

luce un indiscutible estilo deco.

Sesenta años más tarde,

otra foto con similar encuadre,

muestra el referido hotel, cuyo pórtico

redondeado, que sirve además de

balcón-terraza, despierta involuntarias

reminiscencias del estilo en cuestión.

Puede observarse asimismo el

edificio aledaño, en el que los rasgos

originales de su fachada han sido sustituidos

por una recreación en metal,

lo que produjo, o al menos no

impidió, una fastidiosa impresión

de falso histórico.

Conociendo la verdadera historia de nuestra ciudad

Maracay tuvo el privilegio de servir de espacio abierto para la actividad creativa de numerosos arquitectos e ingenieros, en particular durante la década de 1930.
Los arquitectos que más se acercaron a las propuestas formales deco fueron Carlos Guinand Sandoz y Luís Malaussena. El primero con la actual sede del Liceo Libertador y el segundo con el Teatro de la Ópera de Maracay, del cual Guinand Sandoz es coautor.

La construcción del Teatro de la Ópera de Maracay se encontraba muy avanzada cuando ocurrió el fallecimiento de Juan Vicente Gómez, en diciembre 1935. El diseño original sonaba claro en la propia voz de sus autores: “La fachada principal está formada por tres masas verticales contrastando con la horizontalidad de las tres entradas principales y la gran marquesina de vuelo 3.50 m. Motivos de aluminio combinarán su efecto con proyecciones luminosas en los centros de los cuerpos laterales, completando así sus detalles el carácter netamente moderno del nuevo teatro de Maracay”. En enero de 1936 se paralizó la obra y la misma fue despojada de los materiales y objetos ya dispuestos para sus acabados finales y su equipamiento (entre ellos la lámpara alemana que hoy ostenta el Teatro Municipal de Caracas). Tras cuarenta años de olvido, en 1971 se encargó la rehabilitación del edificio al arquitecto Luís Manuel Trompiz, cuya intervención se tradujo en la desvirtuación de su diseño primigenio y en su desleimiento estilístico.




El resto de las edificaciones que circundan la plaza Bolívar -el complejo arquitectónico y urbanístico de mayor trascendencia en la ciudad, inaugurado en 1930- constituyen en términos generales una recreación del academicismo decimonónico a través de una propuesta ecléctica que apenas se permitió admitir uno que otro elemento vinculado al art deco. Tales elementos se perciben en las fuentes, en el motivo geométrico del piso, en las columnas sin plinto ni capitel y en las rejas exteriores del Hotel Jardín, de Carlos Raúl Villanueva. Casi como un guiño, la fuente del patio que separa los espacios del bar y del salón de baile recuerda en pequeño la del estanque del Palais Stoclet (1905-1911) en Bruselas (Bélgica), obra del arq. Josef Hoffmann, ejemplo por excelencia de art deco y “consumación del ideal del modernismo [y de] la obra de arte total ”.



Arriba: Carlos Raúl Villanueva en el recién inaugurado Hotel Jardín de Maracay (1930). Abajo: estanque del Palais Stoclet, de Josef Hoffmann.


También se perciben rasgos deco en el frontón en zigzag, en la oposición a la horizontalidad de los vanos de puertas y ventanas, y en las columnas de sección lobulada del templete de la Policlínica Maracay, de Carlos Guinand Sandoz, así como en la pureza lineal del Cuartel Páez -diseñado por el ingeniero Carlos Pérez Barrios-, apenas interrumpida por el volumen cúbico del cuerpo de entrada principal con sus llenos de remate escalonado y sus vanos de ventana verticales. El caso se repite en la Maestranza de Maracay, otra obra de Villanueva inaugurada en 1933, donde los motivos orientales y las líneas suavemente onduladas de los cerramientos en hierro forjado de la galería exterior, así como el rico revestimiento de la fachada principal de la mezquita oeste y el caprichoso juego de llenos y vacíos en pirámides escalonadas de las almenas del patio son elementos y recursos ornamentales que remiten al repertorio deco.








Fachadas de la Policlínica Maracay y del Cuartel Páez, edificaciones inauguradas en 1930, y detalles de la Maestranza de Maracay, inaugurada en 1933.


Finalmente, en el diseño del campus de la Universidad Central de Venezuela en Maracay, construido en 1945, Luís Malaussena toma elementos formales de Art Deco dentro de su propuesta racionalista: la fuente en la redoma de distribución hacia las facultades de Agronomía y Veterinaria, las formas redondeadas de los pabellones de cirugía, el adoquinado en las paredes y el predominio de líneas verticales y horizontales en el edificio central, así como sus amplios ventanales en panel acristalados y su hall de entrada, parecen constituir un homenaje postrero a un estilo que dejó su impronta en la arquitectura mundial del primer tercio del siglo XX.




Curiosidades de Maracay

Acceso norte al cementerio La Primavera de Maracay, con su puerta monumental en herrería artística de forjado, la cual data probablemente de 1918.
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Panteón del aviador caído (detalle), inaugurado en 1967.
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Conoce un poco más de Los Telares de Maracay



Un exponente del crecimiento de la ciudad de la Maracay moderna se observa en los Telares de Maracay en la calle Mariño sur, edificado por constructores catalanes en el año 1926 y considerado entonces por el arquitecto Rafael Seijas Cook como “una de las siete maravillas de la arquitectura venezolana”. Este singular conjunto ha sufrido lamentables demoliciones a lo largo de los años, y actualmente se encuentra sometido a una fuerte intervención para habilitarlo como centro comercial. No obstante tratan de no perder su esencia y son notables los detalles geométricos que decoran sus fachadas y los compactos remates de las columnas que parecen esquematizar antiguos florones.









Recuperando lo bonito de Maracay


Este Centro Comercial, es en si la transformación de lo que una ves fue la Primera empresa que se aperturo en nuestra ciudad y de nombre Telares de Maracay. Fué durante el periodo de Juan Vicente Gómez una obra de gran impacto.

Esta primera foto desde la calle Páez y al final se ven los Telares de Maracay.

El nombre "Estación Central" se debe a que la antigua estación de ferrocarril quedaba a un lado de esta edificación, a un costado de lo que hoy es la Avenida Constitución.

Y hablando ahora de este CC, me agrada bastante la recuperación de este patrimonio de la ciudad..

Un para los inversionistas que están dándole vida a esto.

Se acuerdan de los viejos cines

El arte fue adoptado por la industria cinematográfica y fue sobretodo símbolo del glamour hollywoodense. Por eso que en cualquier ciudad del mundo no era extraño ver las mismas características en las salas de cine construidas entre las décadas de 1930 y 1940. En Maracay quedan en pie cuatro de ellas.




Los antiguos cines Aragua en la calle Independencia cerca del Barrio Santa Ana y Royal ubicado en la calle Santos Michelena con calle Pichincha.
Los otros dos son el antiguo cine Maracay en la calle Miranda y el antiguo cine Tropical en la misma calle Miranda.
Cuantas peliculas no disfrutamos en sus espacios recreativos.

La Plaza Tacarigua


La Plaza Tacarigua, ubicado en la Base Sucre, Boca de Río es un ejemplo de la mezcla de lo moderno con elementos prehispánicos.


Esta obra de Alejandro Colina, construida en 1933 a orillas del Lago de Tacarigua, se inspira en las manifestaciones culturales de los pueblos aborígenes de la cuenca del referido lago y de Latinoamérica, las cuales se encuentran aquí representadas en las esculturas, fuentes, asientos y macetas, así como en las luminarias, cuyos pilares -que recrean pintaderas- se asientan en míticas figuras zoomorfas y se encuentran coronados con pantallas hexagonales en hierro forjado y teselas de vidrio de colores diversos.


La ubicación en alto de este sitio permite un magnífico panorama del lago, que le sirve de fondo. La Plaza Tacarigua fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1987 (G.O. n° 33.634 del 09 de enero de 1987). Lamentablemente su acceso público se encuentra restringido por encontrarse en zona militar.

Registro fotográfico del Cementerio La Primavera
















Cementerio La Primavera de Maracay


Vale la pena recuperar este sitio.

En términos generales, nosotros no solemos ser muy afectos a los cementerios. Tal vez sea ésta la principal razón del alto estado de abandono en el que se encuentran la mayor parte de los cementerios del país.

El cementerio La Primavera es buen ejemplo de lo señalado. Se ubica en la calle Mariño de la ciudad de Maracay (capital del estado Aragua) y fue creado en 1915 para reemplazar el viejo cementerio de la calle Páez (desaparecido hacia la década de 1940).

Ya casi centenario, recorrerlo implica pasar sobre las tumbas que fueron ocupando las calles y veredas al verse rebasada su capacidad de carga. La maleza y los panteones medio desmantelados por el tiempo y el vandalismo contribuyen a esa imagen de deterioro.

La Primavera es un sitio feo. Pero rico en recuerdos y así lo vemos en sus esculturas y objetos ornamentales.

Y es que, como todos los cementerios, La Primavera es un valioso documento acerca de la historia de la ciudad, por lo menos la de casi todo el siglo XX. Allí se hallan, sobre todo, los restos de personajes de distinta condición social que a su modo aportaron su grano de arena para construir esa historia. Entre ellos, los milagrosos Jacinta Flores, Isabel Ortiz y Juan Gómez (estos dos últimos médicos y esposos); los Girón (miembros de una de las dinastías de toreros más importantes de América), y el general Juan Vicente Gómez, para unos tirano, para otros benemérito, quien yace junto a los suyos en el panteón familiar, obra de Antonio Malaussena (1919), el cual se alza imponente en un terreno aledaño: juntos pero no revueltos.

Este camposanto forma parte del Registro General del Patrimonio Cultural Venezolano realizado por el Instituto del Patrimonio Cultural-IPC, y merece ser recuperado por la municipalidad. Su puesta en valor convocará sin duda a la numerosa población de deudos, desde hace tiempo espantados a causa de la desidia gubernamental y la inseguridad. Su tratamiento como museo a cielo abierto puede convertirlo en un singular atractivo para quienes por una u otra razón visitan la ciudad.