domingo, 6 de junio de 2010

Reflexionando...

Sin acción en el mundo, tanto a favor de nosotros como para ayudar a otros, ni la meditación, la oración ni el estudio producirán la transformación espiritual. Sin acción física, incluso la persona más espiritual es como un automóvil sin motor, se ve magnífico, pero no va a ningún lado.
Debemos entrar sin reservas en la vida, conscientes de los peligros que se nos presentan.
Por eso nuestra finalidad es la transformación de nuestra naturaleza y conforme cambiamos, estaremos creando un mundo nuevo.

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