domingo, 18 de julio de 2010

Maracay musical y sorprendente


Maracay es cantera de músicos, artistas, creadores audaces y talentosos. Eso siempre lo hemos sabido.
En primer lugar está el talento y la disciplina depositada por los jóvenes.
Aunque no es el espíritu de estas crónicas hacer apología y ubicarnos en el presente, hoy quiero escribir en gerundio por la ciudad que nos sitúa en el borde del ánimo y los afectos. Por muy largo tiempo Maracay ha sido pasto predilecto de aventureros y depredadores de todo tipo, amén de la indiferencia de algunos políticos. Hemos avanzado a ritmo tortuoso precisamente por falta de sensibilidad de los organismos nacionales cuyos funcionarios (con muy honrosas excepciones) creen que el país termina en Hoyo de La Puerta o en el viaducto de la autopista Guarenas-Guatire.
Maracay, como otras regiones del país, cuenta con un talentoso movimiento musical que ha servido para nutrir las filas de las más prestigiosas agrupaciones sinfónicas y corales del país. Según fuentes muy autorizadas en la materia, el movimiento que se inició hace más de 30 años tiene fuertes raíces en Maracay y otras ciudades de Aragua. Esa vanguardia aunque se fue a Caracas a reforzar el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles que creara el maestro José Antonio Abreu, su espíritu nunca se marchó del todo. Aquí quedó el relevo y la esencia de una fuerza inmarchitable.
Recuerdo que en 1985, cuando se cumplieran los 300 años del nacimiento de Johann Sebastián Bach, un grupo de personas nos dimos a la tarea de celebrar tan importante fecha a partir de un Comité Tricentenario. En esa misión me acompañó el fallecido maestro Oswaldo Guevara, Efraín Silva, Roberto Marín, entre otros. Maracay siempre ha sido plaza clave para medir el éxito de cualquier espectáculo. En materia musical Maracay siempre ha mostrado el espíritu de una urbe con cultura musical, sorprendente, sensible y preparada para los grandes cambios.

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